El Departamento General de Irrigación (DGI) lanzó este martes el Plan de Sequía, una herramienta que busca unificar criterios de acción en toda la provincia frente a escenarios de escasez de agua. El esquema, que se enmarca dentro del futuro Plan Hídrico Provincial, introduce un semáforo de tres etapas -moderada, severa y extrema- que involucra a cada cuenca en la elaboración de protocolos propios para enfrentar déficits hídricos de distinta gravedad.
El superintendente general de Irrigación, Sergio Marinelli, explicó que este plan forma parte de un cambio de paradigma en la gestión del agua iniciado en 2017.
"Estamos siguiendo una política desde hace varios años que cambia todas las lógicas que se usaban antes del 2017. La primera es empezar a trabajar sobre la demanda concretamente, conocer esa demanda, planificar con gestión y proyectar hacia el futuro. El Plan Maestro nos dijo cuáles serán los déficits a futuro si seguimos haciendo lo mismo que hacemos hoy, y nos advirtió que hacia 2050 vamos a tener faltantes importantes de agua", señaló.
El funcionario agregó que el nuevo plan busca establecer reglas claras y consensuadas:
"Lo que se busca es que hablemos el mismo idioma. Si el semáforo está en amarillo, es amarillo y no rojo ni verde. Y si está en rojo, con más razón deben aplicarse medidas, queremos evitar que el impacto de la escasez dañe a la sociedad, la economía o el ambiente. La clave es anticiparse y no improvisar".
Protocolos adaptados a cada cuenca
El director de Gestión Hídrica, Rubén Villodas, detalló cómo funcionará la aplicación territorial del plan.
"El sistema tiene tres fases: primero el monitoreo y la alerta temprana para determinar si estamos en normalidad, escasez, sequía moderada, severa o extrema. A partir de ahí, cada cuenca deberá implementar el plan en su territorio. Y eso implica analizar la vulnerabilidad específica de cada región, porque no es lo mismo el río Mendoza, que abastece de agua potable a 1.300.000 personas, que las cuencas del sur donde el abastecimiento proviene de aguas subterráneas".
Villodas subrayó que la gestión será multisectorial:
"Las comisiones de cuenca tendrán que definir las medidas a tomar según el grado de sequía. Allí estarán representados los usuarios agrícolas, los de agua potable, la industria y el propio Estado. En algunos casos los agricultores serán los más afectados, en otros los usuarios urbanos. Lo importante es que no se reaccione tarde: si estamos en sequía moderada se aplican unas medidas, si es severa se aplican otras más restrictivas, y si es extrema, medidas de emergencia".
Una década marcada por la sequía
Marinelli recordó que la provincia atraviesa un período crítico:
"Hemos tenido más de diez años de sequía continua. Por eso insistimos en que si seguimos igual, el impacto será negativo. Este plan nos prepara, nos da datos ciertos y un marco basado en estándares internacionales".
Finalmente, Villodas remarcó que la sequía es un fenómeno global y no exclusivo de Mendoza:
"La sequía no es solo de regiones áridas. También puede aparecer en zonas húmedas si hay una falta de lluvias prolongada. Lo que cambia es la vulnerabilidad de cada región, y eso es lo que debemos aprender a evaluar de manera anticipada".