Los niños que doblaron a Trump

Viernes, 22 de junio de 2018

Es toda una clase de "showmanship". Primero, creas una crisis. Luego, acusas a otros de haberla generado. Y al final, salvas el día, heroicamente

 Es toda una clase de "showmanship". Primero, creas una crisis. Luego, acusas a otros de haberla generado. Y al final, salvas el día, heroicamente.

Esa parece ser la narrativa detrás de la apabullante presión de todos los sectores, tanto internos como externos, que ha enfrentado Donald Trump  en los últimos días.

La Tolerancia Cero

El fiscal general de los Estados Unidos, Jeff Sessions, nombrado por Trump, siguió las órdenes que se le dieron: tolerancia cero a la migración ilegal.

La tolerancia cero incluye expulsar rápidamente a quienes se les niegue la permanencia y procesar penalmente -antes lo hacían por la vía civil- a los inmigrantes ilegales. Al ser detenidos, en calidad de delincuentes, los migrantes son enviados a centros de detención, y separados de sus hijos con la idea de "desmotivar" que viajen ilegalmente con menores.

"Si no quieres que te separen de tus hijos, no los traigas ilegalmente", aseguró el fiscal general, y agregó: "Estamos haciendo lo correcto. Estamos cuidando a estos niños".

Según datos oficiales, cerca de 2.000 menores inmigrantes han sido separados de sus familias en la frontera con México en un plazo de seis semanas.

Múltiples imágenes de niños llorando y de menores enjaulados, en condiciones que violarían sus derechos humanos, circularon por los medios, causando indignación tanto entre demócratas como republicanos, además de una amplia condena internacional.

Vale decir, que las únicas imágenes "verificables" de las condiciones en que los menores están detenidos fueron entregadas por el Departamento de Estado, que a su vez prohibió a los periodistas acceder a los centros de detención.

La decisión de privar a la prensa de confirmar o desmentir la información oficial hizo que muchos medios decidieran no publicar las fotografías oficiales.

Los escuderos de Trump salieron a la carga: la secretaria de Seguridad Interna (DHS), Kirstjen Nielsen, negó que se haya rechazado a quienes piden asilo en los puertos fronterizos. Aseguró que "esta administración no creó una política de separar familias en la frontera. Tenemos una responsabilidad estatutaria que tomamos muy en serio, de proteger a los niños del tráfico de personas y otras acciones criminales al hacer cumplir nuestras leyes".

Sessions recurrió a la Biblia para defender la política, asegurando que había que obedecer las leyes del gobierno porque "Dios las ha decretado". La vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, fue confrontada por un periodista que le dijo: "Eres madre de niños pequeños. ¿No tienes empatía?".

Pero mantuvieron su postura, y defendieron la detención diciendo que "no son jaulas, son rejas" y que los niños estaban siendo bien cuidados, "mejor que en sus lugares de origen", que podían "jugar y ver la televisión" además de que les daban clases de inglés. Igual que en un "summer camp".

Trump, por su parte, acusó a los demócratas de negarse a cambiar la ley reiteradamente. Pero Trump nunca envió ninguna ley en ese sentido, porque no existe dicha ley. Bill Clinton firmó una ley que exigía que los menores no acompañados fueran entregados a sus padres o tutores; de igual modo, George Bush firmó una orden ejecutiva estableciendo que los niños no podían ser detenidos por más de 72 horas. Ninguno recomendó separarlos de sus padres.

Movilización ciudadana y presión internacional

México es uno de los países que han reaccionado condenando la política. El canciller Luis Videgaray afirmó que "o podemos permanecer indiferentes ante una situación inhumana y cruel, como la separación de familias en la frontera". Chile, Honduras, Guatemala y Panamá, entre otros se sumaron a la condena.

Unicef cuestionó la decisión también. El portavoz dijo que "no es aceptable" tener a los menores encerrados y separados de sus progenitores y subrayó "que es terrible no ser capaz de consolar y ayudar a un niño".

De igual modo, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas emitió una recomendación sobre la política, pero la respuesta de EE.UU. fue sencilla: retirarse  del Consejo, alegando que es "sesgado" contra Israel.

Desenlace dramático

Abrumado por la presión, Trump decidió hacer una fuga hacia adelante: "Yo voy a resolver el problema", dijo este 20 de junio, en la que aseguró que "no podemos parecer débiles porque vendrían cientos de miles", pero que, "no me gustaba la imagen de ver a familias siendo separadas", por lo que firmó una orden ejecutiva para modificar su propia política. Histriónicamente, aseguró que "me han dicho que no lo puedo hacer, pero lo haré".

Así, la orden ejecutiva detendrá temporalmente la separación de los niños de los padres detenidos en la frontera y permitiría que las familias permanezcan juntas pero detenidas.

El drama, lamentablemente, no termina ahí. Una de las preocupaciones de los organismos internacionales es que, en el pasado, muchos niños separados de sus padres nunca los vuelven a ver. En abril de este año, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, en inglés), encargado de la atención a estos menores migrantes que llegan solos a Estados Unidos, reconoció ante el Congreso que la agencia "perdió el rastro"de 1.475 de ellos.

Bajo cualquier circunstancia, la historia de cómo se construyó esta crisis y su eventual solución es mucho menos importante que la tragedia humana que han vivido los padres, madres, niños y niñas que han sido tratados como delincuentes, separados y segregados. El impacto en los menores es imposible de medir, y su resentimiento contra un país que les da ese trato es predecible.

En la época de Trump es más importante mantener el espectáculo que la dignidad humana, pero esos niños y niñas lograron lo que pocos: hacer que el presidente de los Estados Unidos recule.





Por Magda Coss Nogueda