Sacerdote Fernando Karadima: El depredador sexual mas famoso de Chile

Viernes, 14 de septiembre de 2018

James Hamilton, el testimonio de la primera de sus víctimas que se atrevió a romper el silencio públicamente.

Karadima le ofreció refugio a Hamilton cuando éste era todavía un adolescente, a principios de los años 80. En ese entonces gobernaba arduamente la dictadura militar de Augusto Pinochet y solo había dos opciones en la sociedad que estaba en contra de la gobernación: o luchabas contra ellos activamente o te alejabas del sistema refugiándote en la iglesia.

Aprovechando la oportunidad, los pensamientos perversos del sacerdote se fueron haciendo realidad en la medida que abusaba de los adolescentes que refugiaba en su distinguida parroquia de El Bosque, en Santiago de Chile.

Por circunstancias familiares en que el padre de Hamilton había abandonado el hogar, el joven no era por aquel entonces más que un adolescente vulnerable: una presa fácil para un abusador experimentado; y como joven idealista que deseaba estudiar medicina sabía que no debía elegir el camino de la violencia contra el sistema. La mejor de sus ideas en ese entonces fue alejarse sin perder las esperanzas de que algún día todo pasara.

Aunque la Iglesia Católica fue fundamental en el apoyo de muchas de las víctimas de la dictadura, algunos sacerdotes creían que Pinochet era el salvador de Chile. Karadima era uno de ellos.

La influencia del sacerdote sobre el joven permaneció durante dos décadas, generándole sentimientos de culpa y obligándolo a confesarse con otro sacerdote después de cada abuso.

"Muchas fueron las veces traté de distanciarme de Karadima, pero cada vez que lo intentaba él organizaba una especie de reunión con dos o tres obispos y tres o cuatro sacerdotes. Me metían en una habitación y me decían que el diablo estaba dentro de mí", declara Hamilton.

Los sentimientos de culpa generados en el hombre permanecieron muchos años en los cuales mantuvo en silencio por miedo a las consecuencias que pudiera tener él y su familia. Pasó 14 años haciendo terapia psicológica para lograr entender que él no tenía culpa absoluta de lo que le hacía el sacerdote.

En 2011 El Vaticano declaró a Karadima culpable de abusar sexualmente de menores, en ocasiones por la fuerza. Fue sentenciado a una vida de penitencia y oración, y se le prohibió tener contacto con antiguos feligreses o realizar cualquier acto eclesiástico de forma pública.

Pero, ¿por qué se demoró tanto en tomarse medidas?¿Qué impidió que el entonces Arzobispo de Santiago, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, iniciara una investigación eclesiástica sobre el comportamiento de Karadima después de que recibió el primer informe de abuso al menos siete años antes?

Luego, cuando el papa Francisco nombró obispo a uno de los acólitos del sacerdote deshonrado, Juan Barros, -un hombre que supuestamente había protegido a Karadima-, los chilenos enfurecieron. Los manifestantes acudieron a parte de los actos que el papa Francisco presidió durante su visita a Chile en enero de 2018.

Y el rechazo de las acusaciones contra el obispo Barros, a las que el pontífice calificó de "calumnias", provocó una gran indignación. Después de dejar Santiago, el papa Francisco se vio obligado a responder a sus críticas y envió a dos personas a Chile para investigar el crimen sexual.

Los enviados del Vaticano elaboraron un informe de 2.300 páginas y el papa reconoció una "cultura del abuso" en el país sudamericano. Este largo historial de abusos y víctimas ha provocado una profunda crisis en la Iglesia Católica chilena.

Cinco obispos han renunciado, incluido Juan Barros, y los fiscales civiles se han apoderado de varios documentos de la iglesia en una serie de redadas de alto perfil.

Las autoridades civiles en Chile están investigando 119 casos de abusos sexuales y su encubrimiento por parte de la iglesia. De las 178 víctimas identificadas hasta el momento, casi la mitad eran menores en el momento de los presuntos delitos.

El arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, ha sido llamado a declarar en calidad de testigo. Y aunque la investigación ha ido más allá de Fernando Karadima y de sus fieles aliados, el compromiso de las autoridades laicas de Chile de garantizar la justicia para las víctimas de abuso sexual clerical ha animado a más víctimas del sacerdote a presentar su denuncia.

A raíz de las revelaciones hechas públicas este año sobre la Iglesia Católica en Chile, el padre Ossa fue llamado a encontrarse con el papa en Roma para hablar sobre los abusos que había sufrido.

James Hamilton también fue invitado al Vaticano, junto con los dos hombres que también contribuyeron a desenmascarar a Fernando Karadima en 2011: José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz. El papa Francisco ha admitido que cometió "graves errores" en su juicio sobre los acontecimientos en Chile, pero a James Hamilton no le convence.

"El papa no nos dijo nada. No nos dijo nada sobre lo que haría, simplemente nos pidió que oremos por él", cuenta.

En efecto, las acusaciones serán verificadas con el paso del tiempo en que se realicen las investigaciones eficientemente. La intención no es ultra-generalizar y decir "todos los sacerdotes son violadores", al contrario, desenmascarar esas personas que no son dignas de ser sacerdotes.

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