Mar salado y el beneficio para nuestra piel

Martes, 20 de noviembre de 2018

Te contamos porque el agua del mar es salada y como nos afecta en nuestra piel su contacto.

El agua del mar lleva disuelta en su interior multitud de elementos químicos. Entre éstos los más abunantes son los iones de cloro y de sodio, que representsan el 90% de los iones disueltos en el mar. Éstos reaccionan entre sí para formar el cloruro sódico (ClNa), es decir, la sal común.

Pero ¿cómo han llegado esos elementos al agua? Para responder a esa pregunta sigamos el ciclo del agua.

El calor del Sol evapora agua del mar (solamente agua, las sales disueltas se quedan), este vapor de agua forma las nubes que son desplazadas por el viento y que al llegar a zonas más frías o chocar con las elevaciones de terreno se precipita hacia tierra en forma de lluvia. Este vapor de agua se combina con el dióxido de carbono (CO2) del aire formando ácido carbónico (H2CO3), así que el agua de lluvia tiene un carácter ácido que reacciona con los materiales de las rocas, erosionándolas y arrastrando sus elementos químicos a los ríos y de éstos al mar.

Este proceso -repetido incontables veces- es el responsable de que los elementos disueltos lleguen al mar. Muchos de ellos se depositan en el fondo marino, otros como el calcio (Ca) son aprovechado por los seres vivos y otros iones reaccionan formando sales que permanecen disueltas en el agua, en una proporción cercana al 3,5%.

Pero ésta no es la única vía de llegada de elementos químicos al mar. A causa del movimiento tectónico de placas, el fondo marino se mueve -de forma inapreciable pero constante- dando lugar a la formación de grietas, la aparición de volcanes submarinos y maremotos.

El agua marina se introduce por las fisuras de la corteza terrestre y al entrar en contacto con zonas más calientes reacciona y vuelve a salir a chorro en lo que se ha dado en llamar chimeneas hidrotermales, que conducen el agua caliente de abajo hacia arriba, llevando consigo nuevos elementos químicos. Asimismo el aporte de elementos de la corteza o de capas más profundas llevado a cabo por los volcanes submarinos también se ha de tener en cuenta.

Ahora bien, ¿es beneficioso el contacto de todos los elementos del agua de mar con nuestra piel?

Por supuesto que sí. A diferencia del agua dulce, el agua del mar salada posee un elevado contenido en oligoelementos como el sodio, yodo, zinc, potasio, fluor, azufre, calcio, etc. que poseen efectos curativos. También ocurre que al estar en constante movimiento el agua de mar se enriquece mucho mejor con sustancias procedentes de terrenos geográficos diversos y de distintas concentraciones minerales. Elementos que absorbemos al entrar en contacto con ella.

El agua de mar posee propiedades antitibióticas para nuestro organismo gracias a esa riqueza mineral que ayuda a combatir las concentraciones bacterianas que se puedan dar en afecciones de la piel, como eccemas, alergias, descamaciones y otros problemas y enfermedades de la salud de la epidermis.

Gracias a su contenido en sal, cloruro de potasio y yodo, los baños de mar también actúan como un antiséptico natural con efectos curativos en pequeñas heridas, roces o arañazos que se producen en las capas superficiales de la piel. El picor que sentimos cuando nos bañamos en la playa con alguna herida, se debe a esto.

La sal que contiene el agua de mar actúa de exfoliante sobre nuestra piel, limpiándola de impurezas y toxinas acumuladas en su superficie y también estimula la circulación sanguínea.

 Si combinamos la acción del agua de mar sobre la piel con los elementos propios del barro marino, aumentaremos mucho los beneficios de esta terapia natural, ya que nos ayudará a eliminar mejor las células muertas que se acumulan en el cuerpo y hará más fácil la absorción de los minerales que nos aporta el mar.

El agua de mar también tiene un efecto relajante en nuestro organismo, del que se beneficia la piel y nuestra salud, gracias a la sensación de flotabilidad que nos proporciona. Lo que unido al esfuerzo por mantenernos a flote por el movimiento y oleaje natural del mar, también favorece el buen estado de tus articulaciones y músculas, llenándonos de vitalidad.

De todas maneras, debemos ser precavidos y no sumergirnos de una vez. Nuestro cuerpo para lograr la osmosis con el agua salada necesita un tiempo de aclimatación. Debemos considerar además que se debe esperar un tiempo después de haber comido o bebido. Así se evitarán mareos y cortes de digestión. 


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